QUE HICISTE CON TU VIDA - TOMO V

132 Juan Carlos Bataller abuela, en el Barrio Belgrano. Es la primera imagen que yo tengo de mi vida, el terremoto. Por eso le tengo terror a los temblores. —¿Les tenés miedo? —Sí, bueno ahora no, pero cuando tiembla salgo corriendo y dejo los niños adentro. Que se salven ellos (se ríe). Últimamente me calmo más pero de chico les tenía terror. Después nos fuimos a vivir al Barrio Güe- mes; esa casa era de mi abuelo y él se fue a vivir a Buenos Aires. El ba- rrio era increíble, por cuadra había 50 niños, niños y perros. Vos sabés que en el Barrio Güemes había cinco calles y cada una tenía un club con todas las divisiones de fútbol. Los campeonatos eran internos del barrio. Se jugaba todo el día y laburábamos también. —La vida de barrio siempre fue linda. —Hermosa. Los carnavales que había en el Barrio Güemes eran increí- bles. Para el Día del Niño, de chicos, nunca fuimos al estadio, donde se hacía el chocolate más grande del mundo, porque en el barrio había diez chocolates. —¿Y empezaste a trabajar siendo joven? —Sí, de niño. Siempre ayudé. Mi viejo trabajaba en la imprenta y arre- glaba zapatos en la casa entonces yo le ayudaba a arreglar, a lustrar. —¿Y a qué escuela fuiste? —Ahí al Barrio Güemes, era una privada que ahora se llama Santa Te- resita del Niño Jesús —¿Era una escuela parroquial? —Sí, yo era monaguillo cuando era chico. Era fanático de Dios, así diría un amigo mío. —¿Eras religioso? —Sí, de muy chico me acuerdo que los domingos me levantaba a los 8 para ir a la iglesia de la escuela Monseñor Orzali porque nos daban un ágape después, chocolate y medialunas. Fui muy religioso pero hasta los 12 o 13 años que empecé a leer más y ahora soy ateo. —Cambiaste totalmente.

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