QUE HICISTE CON TU VIDA - TOMO IV

92 Juan Carlos Bataller Buenos Aires con algunos canales abiertos ya: la rutina de ir al Colon, la rutina de ir a conciertos, ir al teatro under. —¿Y qué pasaba con la universidad? —Yo tuve una facultad espantosa desde el punto de vista académico. Y desde todo punto de vista, porque empecé la facultad en el año 70, cuando el presidente de la Nación era Juan Carlos Ongania y me re- cibí en el 77. Pasaron Onganía, Levingston, Lanusse, Cámpora, Perón, López Rega con Isabelita… Eran años de tomar clase con un soldado en la puerta del aula. —Años con todas las paredes pintadas, asamblea a cada rato… —Un velorio de un ex combatiente que se veló ahí y después Videla, golpe militar… Y ahí me recibí. No era un clima propicio para estu- diar, estaba enormemente politizada pero mal politizada. Era la cosa militante, berreta y entonces empecé a trabajar en el segundo año en un estudio de arquitectura, en un muy buen estudio de arquitectura que precisamente me había recomendado Pineda. Estaba en el ran- king de los diez mejores estudios de la Argentina. Mi formación la hice en estudios particulares y tuve esa suerte de estar en buenos estu- dios y llegue a ser jefe de proyectos. —¿En ese momento tus objetivos, tus sueños, pasaban por ser un gran arquitecto o un artista plástico? — Siempre fueron paralelos, las dos cosas. Me gusta y me apasionan las dos cosas. —Fíjate que hoy la gente, a pesar de que has hecho obras de arqui- tectura importantes, como el Museo de Bellas Artes, te ve como un artista, es la imagen que tiene de vos. Ha trascendido más esa faceta. —Es verdad, por ahí me he movido más activamente en ese sentido. Durante mucho tiempo no decía que era pintor porque pensaba que me iba a restar credibilidad a la hora de estar delante un cliente de ar- quitectura. Después, cuando me tocó trabajar en Ecuador, donde tra- bajé muchísimo, hice algunas obras bastante importantes con mi estudio, en ese momento alguien me dijo: “pero tú eres un artista no solo un arquitecto, eso es un plus” Y dije, claro y a partir de ahí dejé de negar y me mostré más como soy.

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