QUE HICISTE CON TU VIDA - TOMO IV

91 Qué hiciste con tu vida aldea. ¡Lo que ha cambiado San Juan no tiene nombre, es increíble! Irse era más que estudiar afuera, en otra universidad. Era una expe- riencia vital que mi familia abonó; es más me indujeron a hacerlo y fue importante porque de pronto llegar a Buenos Aires a los 18 años te abre un panorama. — Salir de aquel San Juan fue clave para vos… —Ahí descubrí todo. En realidad, cuando yo decidí que iba a estudiar Arquitectura, mi padre me puso enfrente al flaco Pineda, Félix Alberto Pineda, al que yo no conocía, era un amigo de mi papá; un señor grande. Y un día me pasó a buscar en su Peugeot blanco a las diez de la noche para ir a comer. Y fuimos a comer a Ausonia, que tenía un restorán y estuvimos conversando desde las diez de la noche hasta las seis de la mañana. Hubo una comunión increíble que a mí no me había pasado nunca. Sobre todo cuando uno es joven tiende a enamo- rarse de estos absolutos y de las cosas importantes de la vida. Y con el flaco fuimos muy amigos porque esa rutina la tuvimos hasta que se murió. Salíamos a comer a las diez de la noche y nos quedábamos charlando hasta las seis de la mañana. El me abrió muchas puertas, me abrió las puertas de lo sensible digamos. —¿De qué hablaban? —Cuando digo que me abrió las puertas, hablo de la literatura, la mú- sica, la filosofía y la arquitectura. Entonces, con ese bagaje yo llegué a ● Considera a la pintura como un modo de pensar el mundo, un modo de pensarse a uno mismo. Se considera autodidacta en pintura, aunque reconoce las enseñanzas de Pablo Bobbio y Felipe Noé.

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