QUE HICISTE CON TU VIDA - TOMO IV

207 Qué hiciste con tu vida cha hasta Saint Georges, un pueblo chico que tiene aeropuerto y un barco que va a Cayena cada 12 días. Estaba con un francés de 22 años y un holandés de la misma edad. Nos hicimos amigos, todos iban para Guayana. En eso cae un viejo de más de 60 años, se sentó con nosotros y dice ¿Les gusta la aventura? Y nos ofrece llevarnos en un barco que él tenía en la desembocadura del Atlántico. —¿Qué pasaba con el barco? —Se le había roto una pieza, la había conseguido y nos ofreció llevar- nos. “Sólo tienen que llevar la comida para cinco días”, nos dijo. Com- pramos 50 dólares en mercadería que pagaron el holandés y el francés y nos embarcamos en una lancha, los tres y la moto. Desde ahí hasta la desembocadura del Atlántico, salimos a las 12 del día, llegamos a las 21. Arribamos a la desembocadura, que estaba invadida por tiburones y el viejo hace arrancar el barco y al rato pum, saltó la pieza. El hom- bre llevaba un contrabando de cacao, de Brasil a la Guayana. Pero eso no era problema porque en Guayana necesitan el cacao. Y el tipo nos dice “no se preocupen, nos vamos a vela”. —Navegando entre los tiburones… —No sólo eso. Cuando empieza a desplegar las velas, vos vieras lo que eran, emparchadas, zurcidas. Pero allí íbamos, por el Atlántico, con buen viento. De de pronto se paró el viento, empezaron a pasar los días, el agua se empezó a terminar. No teníamos agua ni para hacer un café. Hasta que una noche vimos las luces, Cayena, ¡qué emoción! —¿Qué hiciste en Cayena? —Empecé a andar, me fui a Saint Laurent a ver el presidio de Cayena, aquel famoso del libro de Papillón, que existe. Como existe también el hospital que comunica por un pasadizo con el presidio, que cerró en el año 47 para quedar luego como un museo. El famoso presidio lo creó Napoleón Bonaparte para los presos políticos y criminales de Francia. —¿Y vos qué hacías? —De todo. Hasta me enrolé en la Legión Extranjera… —¿La Legión Extranjera francesa…?

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