QUE HICISTE CON TU VIDA - TOMO IV

157 Qué hiciste con tu vida cuando no podían entrar las mulas. Era lo normal. Pero a veces nos atrasábamos, por H o por B, por la meteorología, porque el helicóp- tero se usaba para otra cosa y se demoraba. Y esa vez que fue el acci- dente estábamos demorados un mes aproximadamente. O sea que la gente debería haber bajado un mes antes y estaba ansiosa. —¿Tenían comida, tenían de todo? A pesar de que era un mes más. —Sí. Porque aparte ellos estaban de alguna forma relacionados con los chilenos que iban a las veranadas así que siempre tenían quesos. Yo llevaba las dos personas más cien kilos de carga. Llevábamos fiam- bres, carnes, comida enlatada. —¿Qué pasó ese día? —El día del accidente fue el 7 de agosto de 1987. Entramos a la ma- ñana temprano, siempre salimos de madrugada. La mejor hora para entrar en la cordillera es la primera y nos agarró una tormenta, que tengo entendido fue la segunda del siglo. En 1957 fue la primera y en 1987 la segunda, ahí estábamos nosotros. Justo entra desde el lado del Pacífico y nos sorprende cuando estábamos ya muy cerca del lugar donde íbamos. Para colmo erramos la entrada a la quebrada de Pa- chón. En esa época era normal, no había GPS, no había celular. —Pero si había pronóstico del tiempo. —Sí, los tipos de arriba. El drama fue que ese día, después me entero yo, era el cumpleaños de la esposa de uno de ellos. Para comunicarse la familia tenía que ir a Hidráulica, había un equipito de HF y ahí se comunicaban. Y el hombre le dijo: “vos prepará todo para mañana que yo sí o sí voy a estar”. Entonces cuando yo le pregunté la meteo- rología ese día, el viento estaba como yo quería, la presión estaba como yo quería. —Te mintió. —Sí, evidentemente. Sentía un poco de turbulencia y dije “ya va a pasar, ya va a pasar” y cuando llegué ahí era un desastre que no me permitió salir. —Cuál es la sensación de ver que se viene abajo la máquina. —Bueno, para el piloto es bastante triste y para el pasajero fue preocu-

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