QUE HICISTE CON TU VIDA - TOMO IV
135 Qué hiciste con tu vida Entré dando poquitas horas y cuando entré me dije: yo voy a ser di- rector de esta escuela. —¿Cómo fue eso? —Cuando voy a inscribirme me dan horas, cuando volví de sacar unas fotocopias esas horas habían desaparecido. Pero eso no me afectó para nada porque me dije: yo voy a entrar y voy a llegar a director. Y efectivamente así fue. Yo venía por puntaje, con un currículum bas- tante extenso y me dijeron: “ha venido una chica, no va a poder tomar las horas”. —¿Y qué hiciste? —Les dije no se hagan problemas, yo no he venido a que me den horas, he venido a inscribirme. Pero el año que viene vengo y espero que no aparezca nadie en el camino. Y entré al año siguiente y terminé como director con un placer enorme. He disfrutado esa escuela. —Volviendo un poco para atrás, decías que cuando fuiste alumno fue un contraste con chicos que eran distintos o vos te sentías dis- tinto a ellos. Cuando fuiste al Polivalente ¿notabas esa diferencia con otros profesores? —No, en el Polivalente lo único que sentí es que tenía un proyecto y en ese proyecto iba todo. Tenía algo claro: la disciplina. El arte es disci- plina por eso siempre se acuerdan que ahí no habían piercing, no ha- bían aros, solamente el reloj para entrar a horario. Y no se trataba sólo de disciplina sino de respeto a sus docentes. Esto lo he aplicado y creo que a mí me dio resultados. —Vivimos una época donde la educación debe ser permanente. Todo evoluciona… —Así es. Yo llevaba un montón de años y no necesitaba seguir estu- diando para un cargo. Pero cuando las escuelas de arte se fusionan y conforman la Universidad Nacional del Arte, como soy un poco loco, dije yo no me puedo quedar con esto, tengo que seguir estu- diando. A los chicos les decía que ya no basta una secundaria, no basta una universidad porque ahora el que egresó de una universi- dad necesita especializarse. Y allá viajaba yo viernes, sábado y do- mingo. Me tomaba un avión para hacer una licenciatura en Buenos
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