QUE HICISTE CON TU VIDA - TOMO III

34 Juan Carlos Bataller la política? Yo escuché siempre a gente de experiencia que decía que el político tiene que entregarle la honra a los chanchos. —Yo he conocido a muchos políticos que son sumamente honestos, lo que pasa es que los que son deshonestos son la minoría, pero son los más populares, entonces nos enteramos de todo. Un tipo hace las cosas bien y no te enterás, hace las cosas mal y obviamente es más no- ticia. —Pero podés estar en boca de la gente siempre —Por supuesto, siempre y por un Facebook cualquiera, te dicen: “Mire, usted, tiene una empresa en Estados Unidos que no la tiene declarada”, qué tengo que ver si no es mía. Pero todas esas tonteras las tenés que escuchar, las tenés que ver. —¿Y qué hacés en ese caso? —Cualquiera puede decir lo que quiera. Yo digo: si realmente ustedes creen que estoy haciendo las cosas mal, vayan, denuncien y listo. —¿Por qué decidiste meterte en política? — Porque creo que todos tenemos que participar si creemos que está mal lo que se está haciendo, caso contrario no nos podemos quejar. Nosotros nos quejábamos cuando pagábamos mucho impuestos y se- guimos pagando muchísimos impuestos. Bueno, si cree que está mal, participe. Es como si vas a un club y no te gusta cómo está la pileta o no te gusta cómo está el pasto. Tenemos tres opciones: la primera, tra- tar de cambiar la comisión y empezar a participar para poderse inte- grar a la nueva. Esa sería la más difícil. La segunda es quedarse callado. Y la tercera es renunciar al club. Yo prefiero participar porque tampoco me voy a quedar callado ni me quiero ir de este país. Esto es lo que me gusta, San Juan me gusta, esto disfruto, tengo mis amigos, el clima nuestro te puede gustar o no, pero el entorno que tengo en San Juan no lo tengo en otro lugar. Puedo tener mejores departamen- tos donde quiera, mejor casa pero tus amigos, tu crianza, eso vale oro. —Roberto, en la vida todos tenemos momentos felices, momentos tristes. Vos tuviste la pérdida de un hijo que no debe ser nada fácil. —Perdí un hijo cuando era muy chiquito, tenía dos meses y medio,

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