QUE HICISTE CON TU VIDA - TOMO II

93 Qué hiciste con tu vida mi papá no se podía instalar en el departamento de San Rafael. Tuvo que hacerlo en General Alvear y ahí instalo su primer taller de som- breros. —¿Qué hace falta para instalar un taller de sombreros? — Primero el conocimiento del oficio y después mucha habilidad ma- nual y las herramientas necesarias. —¿Se hace en base a una horma o se hace de memoria? —El sombrero de fieltro, que es el que estamos hablando, se hace a partir un sombrero desarmado el cual se coloca en una horma con vapor y plancha, y uno lo va adhiriendo a la horma. Uno elige la horma, si la quiere con la copa más llena o qué modelo de sombrero va a realizar y sobre todo la medida. Ahí empieza todo un proceso, se toma la distancia que uno quiere de ala, se corta, se busca una matriz para planchar esa ala y bueno se cosen los accesorios o las guarnicio- nes como se le llama en la jerga, lo que sería la cinta y el forro. — ¿Qué recuerdos tiene de su madre? — Excelente, sin palabras, fue una señora que me marcó en la vida, su hacer y su empeño en el trabajo. Yo, 23 años de mi vida cuide a mis padres, 3 años y medio estuvo mi padre en cama con Parkinson y des- pués 16 años con disminución visual progresiva de mi madre hasta llegar a visión nula. —¿Cómo era ese matrimonio? — Yo en mi casa nunca escuche discusión. Lo que la madre decía, se hacía y lo que el padre decía, se hacía. Y junto con mi hermana colabo- ramos siempre en la actividad del comercio. Hasta el día que falleció mi madre se sentó en la cama, se pintó y se arregló y ella sabía que se iba a morir. Ejemplo de vida, de empeño de sobreponerse a la adversi- dad. Después del terremoto del 44, del 77, del primer hijo fallecido, del negocio incendiado, ejemplo de vida. —¿Cambiaron los tiempos? —Sí. Mi papá siempre me mandaba a acomodar las cajas y los som- breros. Un día yo le pregunté por qué me mandaba siempre a acomo- dar. “Si querés colaborar, hacé eso”. Y un día le digo por qué no lo

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