QUE HICISTE CON TU VIDA - TOMO II
77 Qué hiciste con tu vida —Todo pasaba por la medicina… —Vivíamos como en mundos complementarios, no estábamos todo el tiempo estudiando. Me acuerdo del Teatro Independencia, me acuerdo de Markama, pero poco tiempo le dedicábamos a lo que no fuera estudiar. Estudiar era un placer no era un esfuerzo. —¿Qué otra cosa recordás de la universidad? —Me acuerdo de la época de los paros y de volverme a San Luis du- rante un tiempo largo porque no se podía rendir, no se podía avanzar. Entré en el 83 a una facultad donde estaban orgullosos algunos profe- sores de echar a alguien porque no estaba bien vestido, porque tenía barba o porque no sabía callarse la boca y obedecer. — Pero el 83 fue una época tranquila. La anterior había sido más convulsionada… — La anterior había sido peor. Estuve detenido y demorado en San Luis por salir de un torneo de ajedrez demasiado tarde y no me creye- ron que venía de un torneo de ajedrez. Junto con un compañero estu- vimos unas horas guardados mientras averiguaban bien cuál era la historia, por qué veníamos caminando solos a las dos y media de la mañana. — ¿Hiciste la especialización en Buenos Aires? — No. Había varias posibilidades, pero me gustaba cómo pensaban algunos de la facultad que se dedicaban a cardiología. Se cuestiona- ban si eran imparciales o si estaban influyendo, si sus mañas influían en los diagnósticos. Por eso me pegué a ellos y por eso me gustó la cardiología en Mendoza. Pero como dije, vamos a Buenos Aires detrás del súper hospital, a vivir en una caja de zapatos — Pero estuviste unos años en Buenos Aires… — Eso fue junto con la residencia. Nos habíamos venido a San Juan y teníamos la posibilidad de rotar y ahí estaba la Comisión General de Residentes, de la que yo era el representante de San Juan. Te subías a un ómnibus porque la reunión era en Buenos Aires; te bajabas des- pués de dormir en el ómnibus, te traías unas fotocopias de la Acade- mia Nacional de Medicina, que te daba hasta cinco artículos, dormías en el ómnibus de nuevo y volvías. Casi todas las reuniones eran por-
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