QUE HICISTE CON TU VIDA - TOMO II

72 Juan Carlos Bataller ajedrez en la secundaria. Alberto Rodríguez Saá, cuando no era polí- tico, era profesor y los sábados como actividad que se podía elegir, te- níamos ajedrez. Y en una época donde no era moda, donde las piezas eran de madera, acompañaba a mi papá a jugar al golf. Ese deporte sí me gustaba porque uno no juega contra nadie, juega contra uno. Pero los deportes no eran un fin; eran una herramienta. Todos los deportes se quedaron en la facultad. Lo que si entendí más o menos rápido es que para entender hay que dedicarse. — ¿Y desde chico sabias que ibas a ser médico? —A mí me parece que sí. Yo creo que influyó la bioquímica de mi padre. Todavía me acuerdo del olor de las ratas de laboratorio y de al- gunas esperas en el laboratorio antes de ir a otro lado. — ¿Tuviste una formación paterna rígida o liberal? — Nos acompañaron en las decisiones que tomáramos. Me acuerdo bien que los viajes que ellos pudieran haber hecho solos, en mejores condiciones, mucho más lejos, mucho más cómodos, lo hacían siem- pre con los tres. Y es lo que yo traté de hacer también después. Y lo otro que hicieron y yo no entendía para qué, fue mandarme a inglés desde tercer grado. Siempre me gustó la comunicación, vencer la difi- cultad para atravesar barreras idiomáticas, barreras ideológicas. Así que fue una época interesante en la que comprendí que la física es una sola. Era la misma de aquel lado del muro de Berlín o de este lado del muro de Berlín. — La división mayor que había, sobre todo en el secundario, era entre los tragas y los revoltosos. ¿Vos fuiste de tener barras de ami- gos? — Si, pero teníamos el subgrupo de los tragas. — ¿Cuándo te fuiste a estudiar a Mendoza te fuiste solo o fue toda tu familia? — Me fui solo. Era un lugar familiar porque tenía parientes si necesi- taba algo, que de hecho algunas veces necesité. —¿Cómo era estudiar en Mendoza? — Mendoza no tenía ambiente universitario. El grupo que estudiaba

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