QUE HICISTE CON TU VIDA - TOMO II
164 Juan Carlos Bataller duró décadas, que se resolvió a favor de ustedes y que nunca se llevó a la práctica. —No, yo digo que estoy muy satisfecho con ese juicio porque el juez, de formación peronista, fue una persona muy ecuánime. Estudiaron y nos- otros habíamos tenido una secretaria que guardaba todos los papeles de todas las resoluciones de la universidad, firmadas y certificadas. —Y ganaron el juicio —Después de diez años. —Volvamos a la parte humana ¿usted tiene ideas religiosas? —Cuando era pequeño iba a la iglesia luterana y acá en San Juan, antes de casarme, tenía un cura muy amigo. Me bauticé como católico y hemos tenido grandes amistades, con el actual rector de la Universi- dad Católica de Cuyo, cuando era joven venía asiduamente a casa. —¿Qué le gusta aparte de la ingeniería? —Lo primero que me di cuenta fue que estaba muy metido con la in- geniería y yo aspiraba a conocer otras cosas. Tuve una abuela que nunca aprendió bien a hablar el castellano pero leía en castellano. Como buena viuda, ella leía de noche. Cuando fue a Jujuy, allá tenían una biblioteca popular muy linda, entonces me decía “Carlos, vas a ir y vas a sacar dos libros. Yo te doy los nombres y las obras. Uno para mi, hasta el miércoles y el otro hasta el sábado”. Ella me enseñó a leer. —¿Qué lectura lo marcó? —Los clásicos. —¿El cine le gusta? —Sí, me gusta, pero no me desespera. Me gusta más la música. —¿Toca algún instrumento? —Yo tocaba el piano pero tuve que dejarlo. En Buenos Aires tenía una vecina que era mi profesora de piano. Cuando fui a Jujuy hablé con el regente de la Escuela de Minas y le expliqué que quería seguir estu- diando un poco. Él me miró y me dijo “bueno, vamos a darle un per- miso especial”. Entonces a las 8 de la noche me daban una hora para que fuera a practicar piano a la casa de mi profesora.
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