QUE HICISTE CON TU VIDA - TOMO I
192 Juan Carlos Bataller —Se acabó toda la pelea callejera porque mi técnico me dijo “si usted pelea en la calle no entra más acá”. Y yo quería seguir entrando ahí. —Eso es algo bueno del deporte ¿no? —Sí, justamente. Nos enseña un poco de educación, saber compor- tarse con la gente. El boxeador tiene que boxear y pegar cuando está en una pelea de ring no en una pelea callejera, evitar todo eso. —A todo esto, en aquel tiempo en San Juan había boxeo pero ¿se podía vivir de eso o no? —No como ahora. Nos daban premios. Recuerdo que en mi primera pelea me dieron un sándwich y una Coca Cola. Ese fue el pago de mi pelea. —Y se va a Buenos Aires. —Ya siendo profesional… no, me estoy adelantando, en amateur tam- bién hice algunas peleas en Buenos Aires. Fui a La Pampa, Buenos Aires, La Rioja, Catamarca, ya bajo la tutela de un porteño. —¿Cuándo se va a Buenos Aires? —Me fui a Buenos Aires en 1963. —¿Qué era el Luna Park para un boxeador? —Lo máximo. Era algo casi inalcanzable, así lo veía así en mi época de amateur. Ya de profesional fue otra cosa. De profesional me tenía fe, tenía hambre, ansias de ser buen boxeador, de ganar, de ganar di- nero. Agarré con mucho amor al boxeo. —Yo me imagino, para alguien que se dedica al boxeo, en aquel tiempo, llegar al Luna Park y salir en la tapa de El Gráfico debe haber sido lo máximo. —Oh, sí. Es como tocar el cielo. —Y de pronto se encontró con que era campeón argentino y sud- americano. —Sí, fíjese que me llega el título a mí sin haberlo deseado. Yo lo que quería era boxear bien, hacer cada día mejores peleas. De repente se me presentó una pelea de campeonato y yo venía de haber tenido
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