QUE HICISTE CON TU VIDA - TOMO I

163 Qué hiciste con tu vida —¿Te gustaba la programación? —Me encantó la programación porque tenés que usar la lógica, el ra- zonamiento, para mí fue como aprender a hablar de nuevo y mejor que hablar personalmente. Me salía muy fácil. Ahí, trabajando de pro- gramador fue dónde dije “che, este trabajo me permite a mi tomarme el tiempo para estudiar”. Y así es que casi a los treinta años, con tres hijos, empecé el primer año de la facultad. —¿Dónde estudiaste? —Acá, en San Juan. En ese momento no había Paleontología, se estu- diaba en La Plata pero la habían cerrado con el golpe militar. La ver- dad es que me encantó y, como cualquier persona grande que sabe que estudiar le va a quitar tiempo a su familia, lo hice en serio, no perdí el tiempo. En un asado de la facultad conocí a un muchacho que iba un año después que yo y trabajaba en el Museo de Ciencias Natu- rales como preparador técnico. Es Oscar Alcober, el actual director del museo. Charlando con él, como a mí me apasionaba la paleontología, ya había tenido conexión en la facultad, me dijo “por qué no te venís, acercate por el museo”. Y ahí empecé a ir al museo en el año 1985 o 1986. Ahí fue donde ya me encantó la paleontología, ya empezamos a hacer campañas y ya empecé a investigar. Desde entonces terminé mi licenciatura en Geología, hice el Doctorado, también de Ciencias Geo- lógicas pero ya mi tema doctoral fue “Paleontología de vertebrados”, que es a lo que me dedico actualmente. —¿Dónde te recibiste? —En la Universidad Nacional de San Juan, hice mi doctorado en Pale- ontología de vertebrados pero mi título es doctor en Ciencias Geológi- cas. —Ahora, me imagino que la paleontología es apasionante como ciencia pero además debe ser sacrificada en su profesión. No tenés ni un árbol en el lugar y a veces te pasás una semana o un mes en medio de la tierra tirado. —Este bronceado lo tengo porque he venido hace unos días del campo. Creo que a la vista de cualquier persona que no se dedica a esto lo considera un sacrificio. Para mí es un placer. Es algo que me re- nueva. Esto lo hablamos con mi mujer y yo le digo “la verdad que no

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