La Pericana -Edición 258- del 10-07-2021
Sábado 10 de julio de 2021 22 A veces se dice que cocinar es un arte, pero cuando miro cómo lo hace un ama de casa, veo que es un despe- lote. Una cosa es ver por televisión esos programas de comidas y otra es la realidad cotidiana. En una casa no hay la variedad de productos exóticos y/o de moda traídos por Marco Polo ni las canti- dades que ellos manejan. En casa hay lo que hay y debe servir para alimentar a la familia, no para presentar pequeñas porcioncitas emplatadas como si fueran a ser vistas en una exposición de arte. En casa se busca que, con el menor trabajo y presupuesto posible, en cinco minutos esté una abundante comida para alimen- tar (no para ser exhibida) a la familia; y encima que les guste. Además, debe coincidir con el bolsillo de ese día, por- que no siempre alcanza. Mi abuelita decía que con una alacena llena, cual- ¡A comer! algo de alguien Escribe Gustavo Ruckschloss dres. Será por eso que cada vez son más pe- queñas las cocinas y van dejando de ser el centro de la familia y lugar de junta- das, risa, comentarios y... comer juntos. Va dejando de ser el altar de la familia en el que todos convergíamos ¿Será otra manera de ser menos creyentes y más utilitarios? quiera hace de comer. Sirve también para conocer personas: si son pudientes o humildes; si tienen habi- lidades y se dan maña o si subsisten a delivery. Da la impresión que cuanto mejor pasar tienen, menos se preocupan por sus habilidades, salvo por moda o por querer conquistar a algún novio; cos- tumbre, a veces, heredada de las ma- temas de la justicia Escribe Eduardo Quattropani Fiscal General de la Corte de Justicia de San Juan que vienen contentos a trabajar, que han encontrado su lugar en el mundo laboral y que se proyectan progresando en él. Mística, que se dice. Para prueba les regalo la foto, a plena noche, luego de allanamiento y detención “positivo”, según su lenguaje. En la columna anterior intenté descri- bir, no creo haberlo logrado, la clave del éxito del sistema acusatorio, dado en la existencia de un “ejército” de jóvenes con características muy particulares. Para completar la idea resta dejar dicho que en esos equipos de tra- bajo, sin duda alguna, se ha creado una mística de trabajo definida como el amor por la función, el amor por sus compañe- ros y aun el amor por sus coordinadores, los que en general son tan jóvenes como ellos. No sería justo omitir que existe, como parte de esa mística, un evidente amor, también, de esos jóvenes “jefes” por sus chicas y chicos, a los que prote- gen como viejos guardianes. Tengo para mí que si no se logra ins- talar esa mística, si no se logra insta- lar un orgulloso sentido de pertenencia, las cosas son siempre forzadas y los ob- jetivos, de muy difícil concreción. Estoy seguro que, sin esas cualida- des, es difícil que una coordinadora esté hasta las 6 de la mañana con sus coordinados en el lugar donde una mujer recibió graves quemaduras, pues le sería más fácil manejarlo por celu desde el calor de su hogar, cuidando a su hijo. Está claro que todas y todos trabajan para poder satisfacer sus necesidades pero, tengo para mí, es lo que verifico, Mística s s s s s s s
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