La Pericana

E l sentido de la vista siempre ha sido privilegiado en Occidente pero, en nuestros tiempos, ocupa una función instrumental de im- portancia inusitada. Basta pensar en la ocupación del tiempo libre de vastos sectores de la población, pertene- ciente a muy distintas franjas etarias, para descubrir el rol esencial en todos los momentos de la vida. Un aspecto en el que los mensajes vi- suales constituyen un código de segu- ridad es el de la seguridad vial. El conocimiento meramente intelectual de las reglas de circulación de los pea- tones y los conductores de vehículos resulta insuficiente. Las señales son el verdadero pivote sobre el que se afirma la posibilidad de cumplimiento. Las obras camineras emblemáticas de San Juan en los últimos años se reali- zan y se han realizado sobre la mítica Ruta Nacional 40 y corresponde refle- xionar sobre la señalética de las obras en construcción. En los reglamentos, ellas se encuentras explicitadas dentro de las “señales de tránsito transito- rias”, que tienen como misión alertar sobre lo que puede suceder dada las variaciones de cortes y/o modificacio- nes de las condiciones de circulación. Para los transeúntes habituales, que conducen con precaución y conocen las etapas de los trabajos, el señala- miento es importante, pero para quie- nes la recorren con poca frecuencia, es una cuestión de vida o muerte. Ello se agrava puesto que los programas de localización incluidos en los teléfo- nos celulares, cuando se actualizan permanentemente, muchas veces indi- can “ruta clausurada” y no dan alterna- tivas razonables para llegar a destino. Entre las señales transitorias se en- cuentran los clásicos conos móviles de Con la luz del día, esta señalización re- sulta óptima, pero la cosa se complica para la visión nocturna. Los tambores se ubican a razonable distancia, pero muchas veces no se coloca una sola valla, sino en varias direcciones y el espacio que queda entre ellas puede prestarse a confusión. De hecho, he visto vehículos que se desvían po- niendo en riesgo a sus ocupantes. En el tramo previo a Carpintería, por ejem- plo, hay muchas varillas indicadoras destruidas que generan pasos de un carril a otro sin obstáculo. Si esto no se corrige, se puede confundir fácilmente con un desvío – puesto que no en todos los casos ellos están indicados -. En el caso del tramo en Chimbas de la ampliación, las cosas tienen también aspectos perfectibles, por ejemplo, la construcción del puente en la Avda. Benavidez ha generado una red de ca- minos en distintas direcciones, muchos de ellos restringidos al uso interno de la obra, que pueden llevar a los con- ductores a lugares insólitos. Del mismo modo, en el sector, los desvíos por ca- lles no están bien demarcados y tam- poco permiten orientar la circulación. material plástico, color naranja, pero desde hace algunos años, ellos son reemplazados por los tambores vacíos de combustible que lucen los mismos colores y con bandas fosforescentes. Varios especialistas los recomiendan porque el tamaño los vuelve muy visi- bles y, en el caso de ser colisionados, provocan escasos daños. Es el mismo criterio que rige la separación de carri- les en la RN40 entre Media Agua y el fin de la avenida de acceso sur, aun- que en este caso se ha reemplazado por caños cuadrados que no restan espacio de circulación. Viernes 13 de septiembre de 2019 imágenes La importancia de los mensajes visuales en la seguridad vial 10 Escribe Eduardo Peñafort Filósofo. Crítico de arte Entre las señales transitorias, los clásicos conos móviles de material plástico, color naranja, suelen ser reemplazados por los tambores vacíos que lucen los mismos colores y con bandas fosforescentes.

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